viernes, 6 de abril de 2012

Albert Santiago Du Bouchet. El valor de un suicidio.

De la misma manera que la muerte en huelga de hambre del prisionero politico cubano Orlando Zapata Tamayo se convirtió en un llamado a la conciencia mundial sobre la situación de los presos politicos en Cuba y en general de los 11 millones de cubanos que sufren los rigores de estar sometidos a la dictadura de una familia que usurpa el poder en Cuba desde hace mas de 50 años y que ha convertido a la perla de las antillas en una isla-carcel;

el suicidio del valeroso luchador por los derechos humanos y periodista independiente, Albert Santiago Du Bouchet,debe ser tomado como un llamado a la opinión publica mundial sobre la desesperada situación que atraviesan la mayoria de los presos politicos cubanos y sus familiares, que fueron desterrados a España en una operación de lavado de imagen del regimen cubano con la colaboración del Cardenal Ortega y Alamino, y el entonces Ministro de Asuntos Exteriores de España, el inefable Miguel Angel Moratinos. Estas personas fueron liberadas bajo la condición de que partieran al destierro a España y una vez en el destierro se han visto arrojadas a una situación de precariedad economica y de abandono, situación que ellos no escogieron, les ha sido impuesta por unos acuerdos entre Gobiernos bajo la anuencia de la Iglesia Católica en la figura del Cardenal Ortega; ellos no piden ser mantenidos ni tener un privilegio especial, quieren trabajar y con su sudor y esfuerzos ganarse el pan para sus familias; pero debido a la situación económica de España, el alto indice de desempleo y la falta de oportunidades, sus esfuerzos y paciencia aun no han rendido el fruto esperado,por lo que necesitan un gesto de solidaridad para poder seguir luchando y que los organismos que tengan que ver con este drama humano actuen de manera humanitaria; Benedicto XVI, segun Federico Lombardi y otras importantes figuras del Vaticano,guarda en su corazón los sufrimientos, anhelos y esperanzas de los cubanos,tanto los que estan en Cuba como los de la diaspora, pero guardar los buenos sentimientos en el corazón no es suficiente, hay que exteriorizarlos con buenas acciones y cristianas obras. Debemos emplazar al Cardenal Ortega para que de la misma manera que actuó de manera tan urgente y eficaz para lograr que los prisioneros aceptasen los acuerdos entre Raul Castro y Moratinos; haga ahora algo ante las autoridades competentes para encontrar una solución definitiva a este drama que involucra a varias familias con ancianos y niños.

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