sábado, 20 de junio de 2009

Apagones y Nostalgias.

Quizás sea un mecanismo mental de defensa, pero lo cierto es que siempre andamos buscando respuesta a todo lo que nos sucede y tratamos de encontrarle algo positivo a cualquier acontecimiento aunque lo hayamos vivido como una desgracia y lo recordemos como una tragedia. Y en este apartado de vivencias se encuentran los aborrecidos Apagones, esos instantes de nuestra cotidianidad socialista que se prolongaban durante horas y que nos apartaban del televisor, convertian en inservible al ventilador que mitigaba el sufrimiento en las calurosas noches habaneras y que hacian a nuestros padres sentarse en los sillones, con abanico de carton en manos y con el movimiento de sus manos agitando el abanico para conseguir un soplo de aire fresco en medio de la oscuridad, se estimulaban las neuronas y comenzaban unas encantadoras tertulias evocadoras de recuerdos que me mantenian hipnotizado escuchando aquellas historias que para mis padres eran relatos de la realidad vivida, pero para mi eran historias de Ciencia Ficcion, eran remembranzas de un pasado que ellos vivieron, pero que habian quedado en sus memorias y que solo eran hermosas anecdotas que contrastaban con la triste y oscura realidad en la que estabamos viviendo. Ellos conocieron los años de gloria de las tiendas La Epoca, Flogar, Ultra, yo solo habia vivido el dia de compra para no trabajadoras de la letra E-2, cuando nos tocaba ir a comprar con aquella libreta de cupones y casillas, que cuando comprabamos algo nos arrancaban un cupon o nos tachaban una casilla y no podiamos volver a compralo hasta el año proximo, con la nueva libreta; con los años la libreta dejo de ser anual y aun asi se quedaba casi intacta porque no habia nada que comprar. Para mi aquellos relatos de mis padres de que antes del 59 uno entraba a una cafeteria sin hacer cola , se sentaba y pedia un sandwich y un refresco, y que no se escuchaba esa frase tan socialista que es "NO HAY", para mi aquello era pura ficcion, yo solo tenia ante mis ojos cafeterias oscuras con una empleada sentada abanicandose con un trozo sucio de carton, preocupada tanto por producir fresco como por espantar moscas, y en el mostrador en la tablilla donde se colocaban los productos en oferta un cartel que decia No hay agua, y eso significaba que no habia nada y que ni se te ocurriera hacerte el despistado y pedirle un vaso con agua, que corrias el peligro de recibir un abanicazo peor que si fueras una mosca de las que pululaban alrededor de la empleada gastronomica, y en aquella cafeteria donde milagrosamente se ofertaba un pan con algo, o se vendia algun liquido con algun sabor o color, se formaba una fila interminable de avidos consumidores armados de jabas, bolsas y envases, que marcaban varias veces en la cola para poder comprar varias veces el producto y poder llevar para la casa para compartir con el resto de la familia o sacarle algun dinerito revendiendolo en la calle. Esa era nuestra realidad, tan macabramente increible para las personas que no la han vivido y piensan que son fruto de nuestras exageraciones y que le son dificiles de aceptar como hechos reales, como dificil para nosotros era comprender lo que es normal fuera del manicomio socialista; tiendas donde el objetivo es vender lo maximo que se pueda y no limitar lo que se pueda comprar, restaurantes donde se puede comer y los empleados ganan un salario por atender a los clientes, no por estar sentados espantando moscas.
En aquellas historias que amenizaban los apagones, siempre estaban las obligatorias referencias a los amigos que ya no estaban, que mis padres abrazaban con emocionado cariño en sus recuerdos a falta de no saber que era de ellos en el presente. Desde niño siempre escuche hablar de los Bruguera, de Sarvelio del Valle, que habia sido amigo de mi padre en el Tribunal de Cuentas, de Cuchin y su esposo, de Joaquin el de los Valdez y de muchos otros que formaban parte de los recuerdos de mis padres, pero que ya no estaban cerca, formaban parte de los escogidos e iluminados que pudieron salir a tiempo antes de que los sorprendieran las moscas y los apagones, eran miembros del selecto grupo de "los que se fueron pa'l Norte" y muchas veces tambien me pregunto si ellos en algun momento de nostalgia y de recuerdo, habran recordado tambien con el mismo cariño a mis padres,que desgraciadamente formaron parte del grupo de "los que se quedaron".